Las categorías de Rioja según el envejecimiento.
- webalbadistribucion
- Apr 23, 2014
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Por aquello de la Navidad y las celebraciones, los reservas y grandes reservas de Rioja han protagonizado las informaciones vitivinícolas del fin de año. Como todo el mundo sabe, son dos de las cuatro categorías en que se clasifican los vinos de Rioja según el proceso de envejecimiento que hayan seguido. Estas cuatro categorías están diferenciadas en las botellas que llegan al consumidor mediante los cuatro tipos de contraetiquetas o precintas numeradas que el Consejo Regulador otorga a aquellos vinos que han superado sus controles, tanto de calidad como de tiempo de envejecimiento en barrica y en botella. El reglamento de la Denominación especifica con precisión los requisitos mínimos que deben cumplir los vinos para tener derecho a ostentar una de esas cuatro categorías.
Rioja fue la cuna del establecimiento de las categorías de envejecimiento, que ya se utilizaban de forma un tanto ‘discreccional’ por las bodegas en sus etiquetados antes de recibir reconocimiento legal y establecerse los mecanismos necesarios para su control y certificación mediante contraetiquetas diferenciadas por parte del Consejo Regulador. Seguramente muchos pensarán que esta clasificación es tan antigua como la propia Denominación, ya casi centenaria, pero en realidad no fue hasta finales de los años setenta cuando se crearon.
En el Reglamento de la Denominación Rioja de 1970 se diferenciaban por primera vez los vinos de crianza, estableciendo para ellos el requisito de un año como mínimo en barrica. Pero no será hasta abril de 1974 cuando el Consejo Regulador comience a expedir una contraetiqueta diferenciada para estos vinos. El Reglamento reformado en 1976 mantiene la misma definición y requisitos para los vinos de crianza y añade un punto que menciona las categorías de Reserva y Gran Reserva, cuyas características y requisitos deberá proponer el Consejo Regulador al INDO para su aprobación. Esta normativa que reglamenta el uso de las indicaciones relativas a la calidad, edad y crianza de los vinos aparece en agosto de 1979, por lo que de inmediato pone en marcha el Consejo Regulador de Rioja la expedición de las correspondientes contraetiquetas, quedando establecidas desde entonces las cuatro categorías que se mantienen hasta la actualidad sin apenas variación en cuanto a los requisitos de permanencia en barrica para cada una de ellas. Poco después se incorporó también de forma obligatoria en estas contraetiquetas la indicación de la añada (la cosecha 1980 fue la primera que la llevó de forma generalizada).
El tiempo de envejecimiento de los vinos es por tanto el único criterio que hay establecido actualmente para la clasificación oficial de los vinos de Rioja en cuatro categorías. Es un criterio que ha funcionado bien desde el punto de vista comercial durante casi cuarenta años y que han imitado en otras zonas vinícolas españolas, pero que no se utiliza en la mayoría de las zonas productoras del mundo, donde la añada suele ser la única indicación del envejecimiento. Ante la evolución que ha experimentado en este periodo la demanda de los consumidores y los estilos de elaboración de los vinos, creo que podría ser un buen momento para plantearse la conveniencia de que este modelo de clasificación de los vinos de Rioja evolucione también. Es cuestión de analizar y sopesar ventajas e inconvenientes, porque nada hay inamovible. (Texto: Javier Pascual / director de La Prensa del Rioja)
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